Fiscalía quiere un examen psicológico en la batalla de abogada Budán vs. empresario Páez
Agostina Páez, hija del empresario, accionó en contra de Estefanía Budán “por hostigamiento, publicaciones y difamación”.
La Fiscalía ha solicitado un “examen psicológico” para la abogada Estefanía Budán, víctima de un proceso por el cual permanece detenido el empresario Mariano Páez y cuya hija formuló anoche una denuncia por presunta “conducta violenta” y “hostigamiento” en redes sociales.
El proceso original es timoneado por el fiscal Diego Cortes, quien investiga agresiones físicas y amenazas atribuidas al empresario del transporte, quien primero estuvo internado en un sanatorio y ahora fue alojado en la Seccional Segunda.
Por redes sociales, la damnificada denuncia influencias en el detenido y dejó entrever que teme por su seguridad, sin descartar marcharse a otra provincia.
Contragolpe familiar
En ese contexto, ahora Agostina Páez, también abogada, hija del empresario, denunció anoche a Budán “en representación propia y de mi hermana”, según el escrito que ingresó a la mesa virtual de los fiscales con firma de los abogados Eliana Ramos Yapur y Javier Leiva (foto).
La presentación endilga a Budán “… hostigamiento reiterado mediante mensajes, publicaciones y menciones; difamación con atribución de hechos falsos; violencia psicológica mediante agresiones verbales y exponiendo públicamente a mi hermana, con amenazas encubiertas y directas; violencia digital a través de videos, posteos y viralización maliciosa”.
En tal sentido, Agostina Páez requirió “una bozal legal, prohibición absoluta de nombrar o referirse” a ambas hermanas “o cualquier miembro de mi familia”.
Fuego cruzado
Vale recordar que la semana pasada las dos partes nutrieron al proceso con fuego cruzado. Por un lado, el empresario fue indagado y denunció que el entorno de Budán le sugirió “arreglar” todo, siempre y cuando ceda tres departamentos.
Rápido, el querellante, Leandro Jiménez, contragolpeó con otra denuncia. Señaló que Páez le advirtió que tenía U$S 80.000 para “hacerlo matar”, de acuerdo con los escritos que abonan una causa de imprevisible desenlace.

