El Congreso entró en receso, pero la tensión política sigue: el Gobierno se prepara para blindar los vetos de Milei
Con la actividad legislativa en pausa hasta agosto, el oficialismo busca sostener su estrategia ante las leyes aprobadas con apoyo opositor. Las provincias y el Congreso, en estado de alerta.
El Congreso de la Nación inició su receso invernal, y los recintos permanecerán cerrados hasta agosto. Sin embargo, la calma es solo aparente: en el trasfondo, las tensiones políticas entre el oficialismo y la oposición se mantienen intactas, sobre todo por los vetos presidenciales que se esperan sobre varias leyes sancionadas recientemente.
Desde la Casa Rosada y con apoyo de la presidencia de la Cámara de Diputados, Martín Menem, se trabaja a contrarreloj para construir una mayoría que permita blindar los futuros vetos del presidente Javier Milei. El objetivo es alcanzar el tercio del cuerpo legislativo (86 diputados) para bloquear cualquier intento de insistencia por parte del Congreso. El antecedente más reciente fue en 2024, cuando 87 legisladores —los llamados “héroes” por el propio Milei— confirmaron los vetos a la ley de movilidad jubilatoria y al financiamiento universitario.
En ese marco, el oficialismo busca contener el impacto de las seis leyes aprobadas en el Senado el pasado 10 de julio, con apoyo mayoritario de Unión por la Patria. Entre ellas se destacan los proyectos sobre aumentos a jubilados, bonos extraordinarios, moratoria previsional y emergencia en discapacidad, que están en la mira del Ejecutivo para ser vetados.
Pero el juego no se termina allí. En agosto podrían llegar al recinto de Diputados otros proyectos sensibles, como los financiamientos para las universidades y el Hospital Garrahan, además de iniciativas vinculadas a los gobernadores, como la coparticipación del impuesto a los combustibles líquidos y el reparto de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN).
El receso legislativo se da en un contexto en el que los mandatarios provinciales se alinearon en bloque contra la Casa Rosada. Las 23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires manifestaron su malestar con el Gobierno nacional y marcaron distancia. Incluso jugaron un papel clave en la sanción de las leyes en el Senado, con reuniones por Zoom y presión directa sobre legisladores de distintas fuerzas.
Desde el oficialismo, el ministro de Gabinete Guillermo Francos intenta recomponer puentes con las provincias, consciente de que la dinámica legislativa muchas veces depende del aval o el rechazo de los gobernadores. Su peso es decisivo en la apertura de sesiones, la construcción de quórum y el avance de proyectos, sobre todo en Diputados, donde la fragmentación parlamentaria obliga a negociaciones constantes.
Mientras tanto, la oposición articula una postura común contra los vetos, con Unión por la Patria, Democracia para Siempre, Encuentro Federal, la Coalición Cívica y el Frente de Izquierda como espacios que ya se pronunciaron en defensa de las leyes aprobadas.
Aunque el Congreso esté en pausa, la disputa por el poder y la gobernabilidad sigue más activa que nunca.